No he tenido tiempo de contar cosas sobre Shanghai. Llevamos 4 días acá, y ha sido muy diferente a todo lo demás que he visto. Shanghai es una mezcla interesante entre lo occidental y lo chino, es la ciudad donde mas cómodo me he sentido hasta ahora, hasta el punto de no usar taxi en absoluto, sino solo buses y el metro. Aunque para ser justos en parte se debe a mi debilidad por las ciudades grandes. Yo amo las ciudades grandes por la misma razón que muchos las detestan: siempre están atestadas, siempre hay ruido, siempre hay gente con afán de hacer algo.
En Shanghai he hecho muchas cosas, pero sobre todo he caminado la ciudad para comprar cosas. No he comprado tanto como quisiera, pero ha sido bastante productivo para reemplazar algo de mi ropero y comprar recordatorios para los amigos.
El calor en Shanghai no ha sido tan apremiante como en Nanjing, gracias a un viento constante que viene del río Huangpu. El río es el corazón de la ciudad, y la divide en dos secciones: este y oeste. Nosotros nos estamos quedando en la sección oeste, cerca a una zona llamada "the bund" (waitan), que se caracteriza por sus edificaciones de arquitectura art-deco. En esta zona se establecieron los ingleses cuanto intentaban dominar (conquistar) china.
Al otro lado del Bund está Pudong, una zona de reciente desarrollo (apenas 15 años), donde se ubican todos los bancos y se está convirtiendo en el corazón financiero del pacífico, junto a Hongkong. Cualquiera de las dos zonas es muy bonita para pasear de noche, es cuestión de ver las luces de la ciudad, los barcos que circulan por el río, sentir la brisa tibia y dejar que la ciudad te transmita un poco de su alma. No sabría con que compararlo, pero se siente bien, y cada día que pude pasear ya fuera por el Bund o por Pudong dejé de ser un turista en china y pude sentirme un poco en casa.
En nuestro lado está la calle Nanjing oriental (Nanjing dong lu), una de las zonas de compras favoritas de Shanghai. Por esta calle hemos subido y bajado sin descanso con Manuela, buscando regalos, recuerdos y ropa, con un éxito aceptable. He tenido suerte con las camisas, pero poca con los pantalones y nula con los zapatos. Cada vez que encuentro un modelo que me gusta, me encuentro que solo queda un par que me queda grande o pequeño.
Una pequeña decepción fue la visita a los outlets (ao tai le si en la pronunciación china), que quedan a mas de una hora en bus del centro de la ciudad. Pensaba conseguir una chaqueta de invierno a buen precio, pero para mi mala suerte solo tenían talla L y XL. Eso sí, todas las cosas eran muy baratas respecto al precio de lista, y con la certeza de que el producto es original. Manuela aprovechó para comprar zapatos en Espirit y unos Converse muy baratos.
Una compra diferente fue en los sitios informales, donde se pueden comprar cosas tradicionales chinas (un teléfono idéntico al iPhone en 600 yuanes, Converse originales de 40 yuanes, y toda clase de imitaciones). Acá las compras son difíciles y cansonas. Los precios de venta para los turistas son exagerados, y uno tiene que pedir descuentos exagerados, que posiblemente no lo sean tanto. Si por un artículo piden 50 yuanes hay que ofrecer 5, o 10 máximo. Es muy posible que lo vendan a ese precio y aún así estar pagando mas de lo debido. La mayoría de las compras dejan la sensación de haber pagado demasiado, aunque al final haya sido muy barato para lo que costaría en casa.
Supongo que en este punto se estarán preguntando que tiene todo esto que ver con el título de la entrada. Nada en realidad. Pero tal vez sea bueno dar una explicación. Hoy salimos con Manuela a pasear por Pudong (costado occidental del río), y decidimos visitar el edificio Jirong (Shanghai Financial Center), que con 492m es el 4 edificio mas alto del mundo, y sería el segundo mas alto si tuviera alguna antena o punta que extendiese su altura. Su techo está mas alto que la torre Sears, que el Taipei 101 y que todos esos. El edificio está terminado, pero en la entrada hay un aviso informando a los visitantes que el acceso al mirador (439m) aún no está abierto al público, por lo que tuvimos que conformarnos con ir al mirador del Jinmiao 88 casi 100 metros mas abajo (340m). La vista es espectacular, aunque me hubiera gustado decir que estuve en el mirador mas alto del mundo.
Quedan muchas cosas por contar de Shanghai, sobre su comida (siempre un poco dulce), su infraestructura, su enorme tamaño, su variedad de gentes y demás. Pero ya se me hizo mañana, y es bueno dormir.
En Shanghai he hecho muchas cosas, pero sobre todo he caminado la ciudad para comprar cosas. No he comprado tanto como quisiera, pero ha sido bastante productivo para reemplazar algo de mi ropero y comprar recordatorios para los amigos.
El calor en Shanghai no ha sido tan apremiante como en Nanjing, gracias a un viento constante que viene del río Huangpu. El río es el corazón de la ciudad, y la divide en dos secciones: este y oeste. Nosotros nos estamos quedando en la sección oeste, cerca a una zona llamada "the bund" (waitan), que se caracteriza por sus edificaciones de arquitectura art-deco. En esta zona se establecieron los ingleses cuanto intentaban dominar (conquistar) china.
Al otro lado del Bund está Pudong, una zona de reciente desarrollo (apenas 15 años), donde se ubican todos los bancos y se está convirtiendo en el corazón financiero del pacífico, junto a Hongkong. Cualquiera de las dos zonas es muy bonita para pasear de noche, es cuestión de ver las luces de la ciudad, los barcos que circulan por el río, sentir la brisa tibia y dejar que la ciudad te transmita un poco de su alma. No sabría con que compararlo, pero se siente bien, y cada día que pude pasear ya fuera por el Bund o por Pudong dejé de ser un turista en china y pude sentirme un poco en casa.
En nuestro lado está la calle Nanjing oriental (Nanjing dong lu), una de las zonas de compras favoritas de Shanghai. Por esta calle hemos subido y bajado sin descanso con Manuela, buscando regalos, recuerdos y ropa, con un éxito aceptable. He tenido suerte con las camisas, pero poca con los pantalones y nula con los zapatos. Cada vez que encuentro un modelo que me gusta, me encuentro que solo queda un par que me queda grande o pequeño.
Una pequeña decepción fue la visita a los outlets (ao tai le si en la pronunciación china), que quedan a mas de una hora en bus del centro de la ciudad. Pensaba conseguir una chaqueta de invierno a buen precio, pero para mi mala suerte solo tenían talla L y XL. Eso sí, todas las cosas eran muy baratas respecto al precio de lista, y con la certeza de que el producto es original. Manuela aprovechó para comprar zapatos en Espirit y unos Converse muy baratos.
Una compra diferente fue en los sitios informales, donde se pueden comprar cosas tradicionales chinas (un teléfono idéntico al iPhone en 600 yuanes, Converse originales de 40 yuanes, y toda clase de imitaciones). Acá las compras son difíciles y cansonas. Los precios de venta para los turistas son exagerados, y uno tiene que pedir descuentos exagerados, que posiblemente no lo sean tanto. Si por un artículo piden 50 yuanes hay que ofrecer 5, o 10 máximo. Es muy posible que lo vendan a ese precio y aún así estar pagando mas de lo debido. La mayoría de las compras dejan la sensación de haber pagado demasiado, aunque al final haya sido muy barato para lo que costaría en casa.
Supongo que en este punto se estarán preguntando que tiene todo esto que ver con el título de la entrada. Nada en realidad. Pero tal vez sea bueno dar una explicación. Hoy salimos con Manuela a pasear por Pudong (costado occidental del río), y decidimos visitar el edificio Jirong (Shanghai Financial Center), que con 492m es el 4 edificio mas alto del mundo, y sería el segundo mas alto si tuviera alguna antena o punta que extendiese su altura. Su techo está mas alto que la torre Sears, que el Taipei 101 y que todos esos. El edificio está terminado, pero en la entrada hay un aviso informando a los visitantes que el acceso al mirador (439m) aún no está abierto al público, por lo que tuvimos que conformarnos con ir al mirador del Jinmiao 88 casi 100 metros mas abajo (340m). La vista es espectacular, aunque me hubiera gustado decir que estuve en el mirador mas alto del mundo.
Quedan muchas cosas por contar de Shanghai, sobre su comida (siempre un poco dulce), su infraestructura, su enorme tamaño, su variedad de gentes y demás. Pero ya se me hizo mañana, y es bueno dormir.
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