Saturday, June 16, 2007

Primavera, verano, otoño, invierno y.... primavera otra vez

Las estaciones de la vida. Se que la película es de hace mas de 4 años, pero no pienso hablar de la película, sino de las estaciones como tal. La historia de la película es simple, un niño llega a un monasterio budista (primavera), al cabo de unos años conoce a una mujer, se enamora y deja el templo para seguirla (verano). En medio de una crisis de celos asesina a su mujer (otoño). Cuando sale de la cárcel, regresa al monasterio, y lo descubre casi derruido. Se entrega a la tarea de meditar y reconstruir el templo (invierno), convirtiéndose en un nuevo hombre (primavera otra vez).

Cuando llega la primavera todo es nuevo, todo está por descubrir y por hacer.Nos dejamos llevar por el color, por el olor a nuevo de la vida y nada es inalcanzable. Todo es nuevo, y todo lo exploramos. Los sueños están por cumplirse, y casi no podemos esperar.

Luego llega el verano. El calor que madura los sueños y los convierte en frutos nos lleva lejos de ese mundo por explorar; nos hace sentir el mundo como nuestro. Cuando nos olvidamos que nada de eso es para siempre, que los frutos tienen que nacer y perecer, que el calor no solo madura, sino que abrasa; entonces quemamos nuestros sueños.

La vida siempre nos cobra la factura por esos sueños quemados, y nos obliga a verlos morir. Nos obliga a ver como todo perece y como la vida se esconde para nosotros.

El frío nos hiela la sangre y nos endurece el corazón. Es el momento para enfrentarnos a nuestros errores, y ver todo lo que hemos perdido. También es el momento para enfriar el fuego que nos quemó, para reconstruir lo viejo, lo nuevo. Todo es nuevo y todo es lo mismo.

Después podemos soñar nuevamente, explorar otra vez y conocer el mundo como si fuera nuevo. La vida nos enseña que nada es permanente, porque la misma vida es temporal.

La vida nos presenta sus estaciones, está en nosotros el aprender a aceptarlas y vivirlas. A descubrir sin perdernos en aquello que descubrimos. A entregarnos a nuestros sueños sin abrasarnos por la pasión. A esperar los frutos sabiendo que siempre podemos fracasar. A enfrentar nuestros fracasos y errores sin miedo a levantarnos nuevamente. La vida solo nos enseña a vivir, aunque esta enseñanza se consuma con la vida misma.



Wednesday, June 13, 2007

Toda la verdad y nada mas que la verdad

El perdón perdona solo lo imperdonable
Jacques Derrida


Hay muchos que consideran los crímenes paramilitares en Colombia como imperdonables. Tal vez lo sean, pero al menos debemos hacer el intento de perdonar y seguir adelante sin las matanzas diarias a las que estos grupos nos habían acostumbrado.

Para esto es necesario saber la verdad, toda la verdad y nada mas que la verdad. Muchos subvaloran la importancia de hacer públicos todos los crímenes cometidos por estos grupos, piensan que no sirve para nada, que solo abre heridas y que no compensa el sufrimiento. Pero la verdad, con todo lo dolorosa que pueda ser, es el único camino hacia la reconciliación. Así lo entendieron en Sudafrica, y fue así que lograron superar la horrible etapa del apartheid.

Muchos dirán: "Sabemos que cuando llegaron a Segovia mataron a personas al azar, ¿para qué necesitamos oírlo?". Bueno, las víctimas del terrorismo en Sudafrica también sabían quien ordenaba los asesinatos, pero igual se sentaron pacientemente a oírlo. Y es que todos sabemos que en la huelga de las bananeras hubo muchos mas de los 9 muertos oficiales, pero mientras en los libros del ejercito sigan apareciendo solo nueve, el ejercito no tendrá que responder por aquellos a quienes no mató.

Seguramente fue muy duro para las víctimas del apartheid oír de viva voz a los organismos de seguridad del estado confesar como habían ordenado asesinatos, como habían enviado cartas bomba, como habían ordenado disparar contra personas desarmadas. Pero esta confesión pública hace que la verdad se vuelva "oficial". Que no queden voces hablando bajo diciendo "eso no pasó, los negros se inventaron los muertos".

Lo mismo necesitamos acá. Necesitamos saber la verdad, a todos los niveles. Los medios de comunicación se limitan a enfocar sus luces sobre el escándalo de turno, y se olvidan de que la verdad no puede ser un asunto de titulares. Si un general, un senador o el mismo presidente (desde Barco hasta Uribe) fueron cómplices de la violencia, se hicieron los de la vista gorda, u ordenaron matanzas, debe hacerse público, debe ser motivo de vergüenza y debe recordarse para que nunca vuelva a repetirse.


Sunday, June 10, 2007

El duelo

duelo.

(Del lat. dŏlus, por dolor).


1. m. Dolor, lástima, aflicción o sentimiento.


2. m. Demostraciones que se hacen para manifestar el sentimiento que se tiene por la muerte de alguien.


Todos hemos perdido seres queridos. Ya sea porque mueren o porque se van de nuestra vida como si hubieran muerto. Para superar esta pérdida siempre es importante manifestar el dolor que nos causa, casi siempre a través del llanto. Lloramos y nos decimos "se fue", y sabemos que se fue, y por qué se fue. Sabemos si fue el cáncer que se lo llevó muy joven, la vejez que no perdona, un conductor borracho o un ladrón iracundo. Este "saber" nos permite expresar nuestro dolor, hacer nuestro duelo.

¿Qué ocurre cuando no sabes cuando y como se fue? Entonces nos negamos a aceptar que se ha ido. Si, a mi hijo (o hermano, o esposo, o amigo) se lo llevaron los paramilitares (o la guerrilla, o el ejército) y nunca volvió, seguro está muerto. Pero ¿y si no? ¿y si logró escapar? La mente se niega a aceptar la muerte y se aferra a la esperanza remota de que vuelva. No hay aceptación, no hay duelo, no se puede seguir con la vida.

La ley de justicia y paz obliga a la reparación de las víctimas, a devolver las tierras robadas, a entregar los cuerpos de los asesinados. Pero aquellos que se hicieron con el poder por medio del miedo (lo llamaría terrorismo, pero esa palabra está tan devaluada que hasta un raponero es terrorista), los que masacraron para robar, no quieren devolver lo robado, así que desaparecen los cuerpos enterrados en sus fincas, para nunca aceptar que mataron a nadie.

Al hacer esto no solo legalizan su fortuna mal habida, también dejan abiertas las heridas dejadas entre las víctimas, les niegan el derecho a rehacer sus vidas, se niegan a tener una gota de humanidad. Quieren los beneficios legales y desprecian el perdón y la reconciliación.