Wednesday, July 27, 2005

Disparar a la cabeza

Hace pocos días ocurrió en Londres un hecho que ha causado mucha controversia. Un hombre brasilero de 27 años fue asesinado por la policía en una estación de metro. La razón de su muerte fue ser sospechoso de ser un terrorista.

Todo acerca de esta noticia es perturbador (al menos para mi). El hombre fue seguido por policias vestidos de civil al salir de su casa, que se encontraba en un edificio que estaba bajo vigilancia policial (la vícima misma no era vigilada). Para su desgracia el hombre tenía piel oscura y su ropa no parecía acorde para el verano londinense, que no es tan caliente después de todo para alguien venido de un país tropical como Brasil.

Cuando la policía le ordenó detenerse (no queda claro si se identificaron o no), el hombre intentó huir ya que era un inmigrante ilegal. Saltó los torniquetes del metro y finalmente cayó al piso. Estando en el piso, inmovilizado, un oficial le disparó en la cabeza ¡siete veces! Y este es el punto donde el asunto toma su peor color: el policía le disparó de esta forma, porque le habían instruido para hacerlo. La policía tiene orden de disparar a la cabeza ante un posible atacante suicida. Se podría pensar que este terrible hecho ha obligado a la Scotland Yard a reconsiderar esta orden, pero no lo han hecho. Al mismo tiempo que han lamentado lo ocurrido públicamente, han dicho que la orden no se va a cambiar, y esto es justo lo que desata mas polémica.

Desde mi punto de vista la orden tiene hasta el momento un 100% de inefectividad. No han detenido ningún ataque terrorista, y si ha muerto un inocente. Sin embargo en varios foros de internet he leido comentarios de personas que opinan que el hombre asesinado fue culpable por actuar de forma sospechosa, que un ciudadano de bien no actua de esa forma. Es cierto, el no era un ciudadano "de bien", era un inmigrante ilegal que huyó de la policía para no ser deportado. ¿Es este un motivo válido para disparar? Como ciudadano, yo puedo actuar de maneras sospechosas por motivos muy inocentes (como estar perdido buscando una dirección), no tan inocentes (como ser un inmigrante ilegal) o por motivos nada inocentes (como ser un ladrón). Pero ninguna de estas razones me convierten en un terrorista a quien se le debe disparar a la cabeza.

Me aterroriza la idea de vivir en un mundo donde un color de piel oscuro y una actitud sospechosa me pueden convertir en un reo condenado a muerte sin mas juicio previo que la discreción de un hombre armado y tal vez muy intranquilo como para pensar antes de disparar.

Tuesday, July 05, 2005

Mi vida sin mi

Su título original es My live without me, y es una película que vi hace mas de un mes. Es una de esas películas que tardan años antes de exhibirse en Colombia (es del 2003), y no reciben la atención que se merecen cuando finalmente son exhibidas. Mi vida sin mi cuenta los últimos meses de vida de Ann, una mujer de 23 años que un día descubre que tiene un cancer que no se puede tratar ya. Los sueños de Ann se ven truncados muy temprano al quedar embarazada con solo 17 años; ahora vive en el jardín de su madre, en un "trailer", con sus dos hijas y un marido que no logra conseguir un trabajo estable. Trabaja limpiando los baños de una universidad, y siente (sabe) que su vida no va a mejorar en el futuro cercano.

Una visita al médico por una molestia menor, le revela que la muerte está muy cerca. Al saberlo, Ann toma la decisión de no informar a nadie y cumplir unos pocos sueños antes de morir. No son sueños espectaculares: ir de paseo con su esposo y sus hijas, enamorarse, hacer que se enamoren de ella, buscarle una nueva madre a sus hijas. La trama de la película se desenvuelve en la búsqueda de Ann por cumplir su última voluntad, una búsqueda tranquila, sin sobresaltos y sin excesos. La historia resulta conmovedora sin llegar a despertar el llanto; nos hace pensar en la mezquindad de nuestros problemas, en lo poco que valoramos las cosas que tenemos y en la búsqueda desesperada por llenar nuestra vida de cosas que nos hagan olvidar el hecho innegable de que vamos a morir.

El ritmo suave de la película es guiado por la voz en off de Ann, que comparte sus pensamientos con el espectador. Pese a que esto es considerado un pecado mortal en el cine, la voz de Ann no parece estar nunca fuera de lugar, y contribuye a producir la sensación de intimidad con la protagonista. Además la historia transcurre principalmente en las noches, por lo que las sensaciones de vacío y melancolía causados por la ciudad desierta, aumentan aún mas la impresión de estar viviendo la vida de Ann.

No se si la directora, Isabel Coixet, logró mostrar (o al menos mostrarme a mi) lo que quería, pero me dejó una grata sensación, y las ganas de compartir esa sensación con aquel que esté dispuesto a emplear dos horas de su vida en la oscuridad de una sala de cine.