Sunday, December 02, 2012

Ayer leía en "The Oat Meal" un consejo muy simple: "si no tienes nada que escribir, no escribas".  Tal vez sea esa la razón por la cual no actualizo mi diario con la frecuencia que debería, es decir, a diario, y de paso explique por qué mi blog está abandonado. Pero en realidad las ideas llegan, casi siempre en momentos en los que no puedo escribir; mientras miro la ciudad desde el tranvía, mientras escojo la verdura en el supermercado, cuando la palabra de algún amigo despierta una conexión dormida en el cerebro.

Algunas ideas incluso prometían, y causaron buena impresión entre los que leyeron los primeros borradores, pero nunca se completaron y quedaron como párrafos sueltos, esqueletos de historias sin la carne y piel que los harían bellos, o al menos presentables. Me pregunto si me he vuelto perezoso y por eso no escribo, o es culpa del internet que me distrae y no me deja concentrarme en una sola idea. También puedo culpar a una ciclotimia no diagnosticada, y decir que las ideas llegan en los bajos cuando no tengo fuerzas para escribir nada; mientras los altos me obligan a gastar mi energía en cosas menos tristes que escribir. De ser así, prefiero que esa ciclotimia se quede sin diagnosticar, porque me da miedo pensar que la cordura no sea la profundidad (mental) de los bajos con la energía de los altos, sino la apatía de los bajos con la superficialidad de los altos.  O aún peor, me da miedo que el psiquiatra diga que mi cerebro está bien, y que es normal sentirse triste sin ninguna razón, o sentirse eufórico por esa misma causa.