Saturday, April 05, 2008

¿Qué hacer con las promesas que no tenemos que cumplir?

Antes de empezar debo hacer una advertencia. Si no ha visto " no country for old men" y le interesa verla, no siga leyendo.

Cuando Chigurh (Javier Bardem), el asesino de nombre chistoso y peinado aún mas chistoso, promete a Moss que no matará a su esposa si le entrega el dinero, es difícil imaginar que esa promesa permitiría darle el cierre final a la película. Moss decide intentar quedarse con el dinero, pero los dueños "legítimos" (una banda de narcotraficantes) lo encuentran, lo matan, y recuperan su dinero.

La suegra de Moss muere de cancer, y Tom Bell (el policía que investigaba el asunto) se jubila sin haber resuelto el caso. Un final raro, y un poco decepcionante. Pero de pronto Chigurth aparece en la casa de Carla Moss y ella sabe que va a morir. El no la mata por el dinero, no la mata por venganza, ni siquiera por placer. La mata porque dijo que eso haría, porque era una promesa. Queda una escena mas antes de que termine la película, pero no tiene la fuerza de la escena que acabamos de ver.

Me surge entonces la pregunta ¿qué hacer con las promesas que no necesitamos cumplir? Si prometiste invitar a tu boda a un amigo y tu amigo muere, ya la promesa no se pueda cumplir, aunque tal vez tenga sentido invitar a su esposa, o hijos, o padres, para que esté presente un poco. ¿Pero si, por la razón que fuera, ya no fuera tu amigo?

Para algunos pocos (como Chigurth) la promesa se cumple; pones la invitación en el correo y ya. Para otros (la mayoría, creo) no se cumple porque hay hay razones mas que suficientes, o podría ser incluso que la hubieran olvidado. Pero para mi es un pequeño dilema. Creo que yo guardaría la invitación por si acaso algún día se da la oportunidad de entregarla y decir que la promesa no se olvidó, pero que hubo razones para no cumplir; igual que guardo la dedicatoria de ese ramo de flores que prometí enviar, que aún podría enviar, y que sin embargo no voy a enviar.

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