El carisma es la capacidad de algunas personas para atraer, eso dice el diccionario en su primera acepeción. La segunda dice que es un don dado por Dios (así con mayúscula) a una persona para el beneficio de la comunidad. Aunque no tiene sentido pelear con la RAE, yo prefiero la primera definición, porque el carisma se me hace una cualidad amoral, es decir que no es buena o mala de por si.
En muchos aspectos de la vida, pero sobre todo en política, el carisma tiene mucho mas valor que las ideas; como se puede observar en tantos déspotas carismáticos y desastrosos para la humanidad. Hitler era una persona muy carismática, lograba atraer y convencer para su causa a las grandes masas alemanas, humilladas por la derrota en la primera guerra mundial, y sumidas en la crisis económica de las postguerra. Su forma de hablar, de moverse, cada uno de sus gestos era ensayado para provocar el mayor efecto posible. No creo que la RAE estuviera pensando en Hitler cuando aprovó la segunda definición.
Alvaro Uribe es un hombre muy carismático. Ha logrado una gran aprovación entre la población cumpliendo todo lo malo que prometió (peor distribución de la riqueza, menos educación), e incumpliendo todo lo bueno (menos corrupción, derrotar a la guerrilla). Ninguno de sus oponentes tiene ni el carisma, ni la voluntad de enfrentarsele seriamente.
El polo escogió como candidato a su personaje mas popular, que no tiene buenas ideas, ni carisma y además es ex-guerrillero. Yo no puedo sino preguntarme ¿qué estaba pensando el polo para enfrentar a un ex-guerrillero con el hombre que se hizo a la presidencia con un discurso guerrerista anti-guerrilla? Un mejor candidato, para mi gusto, hubiera sido Samuel Moreno Rojas, un hombre con mejores ideas y mucho mas 'angel'. El partido liberal lo hizo aún peor, escogió a Horacio Serpa, un hombre con carisma pero con un historial político terrible. Atrás quedó Enrique Peñalosa, un hombre con mejores ideas aunque poco carismático (perdió las elecciones en Bogotá contra Antanas Mokus, y solo pudo ganar por obra y gracia de Moreno de Caro).
Aunque quienes sean los candidatos no importa mucho, tal vez la elección del presidente de Alemania (que no tiene ninguna función en el gobierno) sea la única elección honesta al no esconder detrás de discursos y de debates que los votantes no entienden, lo que en el fondo no es mas que un concurso de popularidad.
En muchos aspectos de la vida, pero sobre todo en política, el carisma tiene mucho mas valor que las ideas; como se puede observar en tantos déspotas carismáticos y desastrosos para la humanidad. Hitler era una persona muy carismática, lograba atraer y convencer para su causa a las grandes masas alemanas, humilladas por la derrota en la primera guerra mundial, y sumidas en la crisis económica de las postguerra. Su forma de hablar, de moverse, cada uno de sus gestos era ensayado para provocar el mayor efecto posible. No creo que la RAE estuviera pensando en Hitler cuando aprovó la segunda definición.
Alvaro Uribe es un hombre muy carismático. Ha logrado una gran aprovación entre la población cumpliendo todo lo malo que prometió (peor distribución de la riqueza, menos educación), e incumpliendo todo lo bueno (menos corrupción, derrotar a la guerrilla). Ninguno de sus oponentes tiene ni el carisma, ni la voluntad de enfrentarsele seriamente.
El polo escogió como candidato a su personaje mas popular, que no tiene buenas ideas, ni carisma y además es ex-guerrillero. Yo no puedo sino preguntarme ¿qué estaba pensando el polo para enfrentar a un ex-guerrillero con el hombre que se hizo a la presidencia con un discurso guerrerista anti-guerrilla? Un mejor candidato, para mi gusto, hubiera sido Samuel Moreno Rojas, un hombre con mejores ideas y mucho mas 'angel'. El partido liberal lo hizo aún peor, escogió a Horacio Serpa, un hombre con carisma pero con un historial político terrible. Atrás quedó Enrique Peñalosa, un hombre con mejores ideas aunque poco carismático (perdió las elecciones en Bogotá contra Antanas Mokus, y solo pudo ganar por obra y gracia de Moreno de Caro).
Aunque quienes sean los candidatos no importa mucho, tal vez la elección del presidente de Alemania (que no tiene ninguna función en el gobierno) sea la única elección honesta al no esconder detrás de discursos y de debates que los votantes no entienden, lo que en el fondo no es mas que un concurso de popularidad.